lunes, 25 de julio de 2011

Verde y Azul

                Ella estaba desnuda sobre mi cama, que solo era iluminada por una vela olor a lavanda, su piel, olía a sol, olía a mar, y con mis manos podía sentir como al recorrer su silueta, las olas del mar rozaban mi cuerpo.
                Sus senos, grandes, tímidos, se escondían de mis ojos, y yo solo los buscaba con la mirada, los deseaba en mis manos, los quería sentir con mi piel. Y al roce de nuestros cuerpos en el primer abrazo desnudo, ella solo soltó un suspiro donde decía en exhalación:
“Siento tu alma, es verde y azul”
                Sus gemidos a mi oído, su mirada, el movimiento de su cadera, nuestra danza, la unión del alma y la salvajada de la carne pura. Solo podía describir esto como algo, sublime.
                Su cuerpo, quedo eléctrico, su silencio era la satisfacción de su sexo, de su alma, y de la confianza que me acaba de dar, he sentido y besado todo su ser, ahora sentía que realmente deseaba esto.
                Afuera, el cielo se iluminaba con relámpagos que hacían explosiones al compas de nuestra respiración. Se escuchaba la lluvia caer en los techos, iban aumentando su intensidad, y en un movimiento leve, entre nosotros solo nos vimos y decidimos
“Hagamos el amor nuevamente”
                Y así la sentí, así agarre su cadera con fuerza, como si fuera el ultimo pilar de pie en una tormenta que me llevaba al infinito, así sentía sus cadera, y así besaba sus labios, con una fuerza, en la que hasta nuestros dientes hacían contacto, su cabello, sus olas revueltas fueron hechas para que las sujetara fuerte, para que mi cuerpo nunca se despegara. Ella tapaba su boca, para no gritar, su hermosa voz solo me invitaba avanzar, para solo decirle
“Puedes gritarme al oído”
                Nuestro final, fue glorioso, y su pecho fue mi almohada por un momento, su corazón, que es silencioso, se escuchaba a lo lejos, haciendo el sonido necesario para saber que todo estaba bien.
                Me han dado ganas de leerte poesía, así que, con esta empezaré…
 Amo tu desnudez
porque desnuda me bebes con los poros,
como hace el agua
cuando entre sus paredes me sumerjo.
Tu desnudez derriba con su calor los límites,
me abre todas las puertas para que te adivine,
me toma de la mano como a un niño perdido
que en ti dejara quieta su edad y sus preguntas.
Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo
pasa a ser mi universo, el credo que se nutre;
la aromática lámpara que alzo estando ciego
cuando junto a la sombras los deseos me ladran.
Cuando te me desnudas con los ojos cerrados
cabes en una copa vecina de mi lengua,
cabes entre mis manos como el pan necesario,
cabes bajo mi cuerpo más cabal que su sombra.
El día en que te mueras te enterraré desnuda
para que limpio sea tu reparto en la tierra,
para poder besarte la piel en los caminos,
trenzarte en cada río los cabellos dispersos.
El día en que te mueras te enterraré desnuda,
como cuando naciste de nuevo entre mis piernas.
            Desnuda, Roque Dalton


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