martes, 22 de noviembre de 2011

Efecto Borges


No lograba desviar la mirada de su rostro.
Un rostro varonil, la barba tupida, los pómulos gruesos, con un peculiar color sol. El bronceado de su piel, es su fin de semana lejos de mi corazón, pero alado del mar, que es mi otro amor. Sus ojos, que solo se movían para seguir las letras de Borges, que tanto deseaba volver a leer, que ahora me leía, que compartía. Y sus labios, rosados, suaves, y delgados, casi no dejaban de moverse con la emoción de la lectura, si quiera paso su lengua para humedecerlos, siquiera trato de respirar después del punto, pero igual, todo lo entendía.
Extrañaba eso.
Extrañaba sentir su respiración pasar por mi cuello, mientras solo nos abrazábamos acostados, sin pensar en lo que eso traería como consecuencia, sin pensar que después ya no estaríamos juntos. Fue un abrazo tranquilo, con pedidos de disculpas, con deseos de seguir en esto. Fueron suspiros alimentados por el gusto de estar tan pegados, donde mi cabeza descansaba junto a su pecho, y cercada de sus brazos, donde sus besos  saboreaban mis lagrimas, y donde la sonrisa de una idea solo salió de su boca sin pensar en lo que eso provocaría en mí
“Me gusta amarte”
... la paz quería tragarme, pero en realidad, yo aún no deseo sentir lo complejo de todo esto. Mi abrazo, cargado de amor y paz, era lo único que en el momento yo podía ofrecerle. Para luego regalarle mis gemidos, mi respiración agitada, mis orgasmos, mis besos, mi mirada, y de el luego salió, sin pensar lo que eso provocaría en mi
“Me gusta amarte”

lunes, 26 de septiembre de 2011

Nelson

Nelson estaba en la puerta de aquel bar oscuro, que hasta el nombre lo decía todo “O buraco” (El hueco), poniendo sellos fluorescentes en la mano de los que pagaban la entrada y eran principalmente mayores de edad. Yo apenas tenía 14 años, y enfrente tenía una fila con unas 15 personas. A medida que la fila andaba, yo solo pensaba en que decir para aparentar ser mayor de edad, pensé en sacar unos 10.00R, o solo decirle “Mi novio es el baterista” (para esos tiempos el baterista de una banda cambiaba a cada toque, así que nadie nunca lo conocía). Cada vez estaba más cerca de la puerta, cada vez el olor a marihuana era más fuerte, y el sonido de “Ratas Podres” (Ratas Podridas), hacía temblar el piso y las paredes, no podía ponerme el pelo de punta, desde hacía un par de días atrás había decido acabar con mi cabello, sentir nada, y mover nada.
A llegado mi hora de entrar, o de quedar afuera, y solo escucho una hermosa voz en medio de todos los gritos diciéndome…
“Te vez hermosa aún sin cabello, tienes un cráneo perfecto”
No pude evitar sonreír, bajar la mirada, morderme los labios y mirarlo para decirle…
“Tengo 14 años”
Y con una carcajada, sostuvo mi mano, en la palma escribió su número, en la muñeca puso el sello, y lo única que me dijo fue…
“Nelson”
Solo sonreí…
Recuerdo ese día que nos vimos por primera vez, recuerdo la cerveza invitada, pero solo una, el me cuidaba, recuerdo un beso rápido, recuerdo haber caminado hasta la parada del bus a eso de las 2 de la mañana, recuerdo sentarnos atrás del conductor y hablar durante 30 minutos sobre la dimensión del cráneo, recuerdo caminar de manos dadas hasta la entrada de mi edificio, el beso, y su ultimo cometario…
“Yo tengo 22”
El número no se borro de mi mano, a pesar del buen baño que me di, logre apuntarlo antes de caer rendida en la cama, sentía mucha tranquilidad de haberlo conocido.
Nelson siempre fue muy loco, con ideas espontaneas, temas desconocidos, palabras sabias, y muy espiritual, alguien que solo trabajaba afuera de los bares para pagar sus estudios de medicina que cursaba en la Universidad del Estado.
Nelson era hermoso, alto, fuerte, aquel color que llama el verano, la sonrisa blanca, los ojos oscuros, los labios perfectamente rosados, la nariz larga y respingada, mejillas cuadradas, pelo largo castaño, tan liso que era la envidia de muchas mujeres. Siempre fue atractivo, y en mi mente siempre será perfecto.
Nelson murió esta madrugada, tenía un año de no verlo, y sentía que siempre a pesar de no estar juntos, lográbamos vernos y sentirnos. Ayer al medio día, logre hablarle por teléfono, lloramos mucho al oírnos, creo que ambos sabíamos que esto vendría pronto, no es bueno estar internado en un hospital por tanto tiempo, sin saber exactamente que tienes. Pero las sonrisas hicieron que casi todo desapareciera, no existía nada que nos hiciera reír, y al hablar por casi 40 minutos, me dijo algo tan hermoso que no logre contener las lágrimas…
“Ayude a muchas personas en el interior, estoy feliz de eso, y orgulloso de mí.”
Sentí su silencio, y su respiración nostálgica, y pude saber que estaba sonriendo, el realmente es feliz. Cuando se casó, a los 27 años, me dijo que estaba alegre, pero que algún día el estaría feliz, que lo sabía, un eterno enamorado, que sin importar a donde iba, llevaba a su amor, como si fuera la vida, como si fuera su alimento, su salvación, como si fuera su seguridad.
Al despedirnos me dijo…
“Ven a verme”
Y yo solo le respondí…
“Solo te iré a ver si sales de ahí”
“Si salgo antes de que vengas, mejor te visito yo, aunque no me veas”
Yo lo entendí, el sabia que algo ocurriría, el sabia que esto llegaría.
Nelson, mi amigo, te amo. Gracias por tu visita esta madrugada, espero verte en la entrada, y que me pongas el sello para poder pasar.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Dudas y Seguimiento

Siempre he tenido dudas de las relaciones que he tenido, sean estas ocasionales, o relaciones serias, en las que hasta mi familia está involucrada, por el simple hecho de que hacen parte de mí.
Con los años uno va conociendo personas, que con la madurez de uno, va viendo cosas que de repente son para uno las más bellas. Como una adolescente que solo está con el popular de su escuela, por ser un chico atractivo y una envidia para las demás chicas de su edad. O al estar con alguien con un fin sexual, donde al principio es divertido, luego todo deja de termina en dudas, y hasta en traiciones inexistentes. Los encuentros casuales sin sentimientos más allá del deseo, por un tiempo fueron mi especialidad, aunque los orgasmos siempre eran rebuscados en mi mente y nunca en el cuerpo. Pero a veces (no siempre para muchos), las cosas cambian. Y las personas se tornan necesarias, ni se diga los sentimientos. Y esto, es lo que siento ahora, en esta fase de mi vida.
Estoy con alguien, que dude estar, que temí estar, que no tenia seguridad si quería algo, no por quien es, si no por lo que mi vida arrastraba con relaciones amorosas, esa idea de que al tener malas experiencias, dudas en cómo será la siguiente.
Y definitivamente esta relación es diferente, como todas las que he tenido, y este chico es diferente, como todos con los que he estado. Y no oculto que quise desaparecer, irme y dejar las cosas atrás, no quise nada porque no tenía la seguridad de que podía hacer algo mal, y hacerlo sufrir. Le prometí quererlo, pero no le prometí que no le haría daño. A veces las palabras no son tan dulces, a veces las miradas no son tan cautivantes y los actos son alejados, y a la larga todo esto hace daño. Aunque no siempre sea premeditado.
Estoy aprendiendo, estoy sintiendo, y no siempre me dejo llevar, solo sé que lo que deseo es que todo salga bien, todo lo que necesito es estar bien, sentirme amada y querida.
Hace una semana, estuve hablando con mi hermano, que también está empezando una relación, y el al describirme la chica que yo aún no había conocido, solo decía, “…ella es perfecta para mí”. Son palabras fuertes y hasta comprometedoras. Uno nunca termina de conocer a alguien, como para dar su veredicto final, el ser perfecto solo lo que plasma la naturaleza, solo lo que es puro, y no sé si los sentimientos son puros. Y al darme un hermoso consejo, solo sentí lo que mi pareja me hace sentir “Siempre debemos enamorar a nuestra pareja, solo así la vida es dulce junto a ella”. Estoy más que de a cuerdo. Entonces pensé
“Decir te amo no significa que me casaré contigo. Mucho menos que por eso te abriré mis piernas”

Estoy enamorada…

martes, 13 de septiembre de 2011

Proyecto Danza 1












El cuerpo nunca deja de expresarse.
Aún en silencio, el cuerpo danza.
Aún quietos el alma danza.

viernes, 26 de agosto de 2011

Emergencia

El movimiento del cuerpo, lo proporcionaba las manos que empujaban el pecho, tratando de hacer circular la sangre al corazón. Solo veía sus ojos, su traje azul marino, y sus palabras que contaban nada.
El piso frio acariciaba la idea de que algo malo se acercaba, no era la huesuda, era su dolor.
Con el pecho apretado logre gritar y respirar nuevamente, lagrimas derramaban y salían sin parar, la mandíbula ya dolía de tanto apretar. Los dientes rechinaban y se hacían polvo. No hay dolor tan inmenso que sentir como poco a poco el corazón deja de latir, como el tiempo deja de seguir.
Con las venas extendidas en finos tubos plásticos, que llenaban mi cuerpo de drogas y morfinas, hacían que aquel monstro debajo de la cama y dentro del closet fueran uno solo, que se tornaran humanos, que fuera yo. Es que tenía miedo, miedo de mí, era la niña y su fantasma.
La noche pasaba tan lenta, el ruido de lo que suponía era lo que recordaba que mi vida seguía, no dejaba de preocuparme. Solo deseaba que fuera el día, y que mantuviera el día, que vinieran los movimientos a sacarme de este infierno. Solo deseaba bailar.
En esta vida, no fui hecha para extrañar, y las nostalgias, no deseo sentir. Aquel viejo corazón que no puede palpitar solo, desea descansar.

jueves, 25 de agosto de 2011

Abajo





sábado, 20 de agosto de 2011

Desaparecer



Sentía el calor derritiendo mi frente, que se sumaba con la fiebre de la ira. Solo lograba oír los gritos de ellos al fondo. No oía siquiera mi respiración, ni me oía sollozar, ni mis ideas. No sé si eso estaba bien. A veces siento que me contagia la frustración ajena. Pero a veces estas frustraciones en el fondo también tienen que ver conmigo.
Recuerdo cuando mi vida estaba acabada, las drogas, el alcohol, los recorridos por países con gente que no recuerdo siquiera sus nombres. Recuerdo regresar a casa y oír los gritos antes de abrir la puerta. A veces daba la vuelta, aún con la mochila pegada, la ropa de viajes que duraban hasta 12 horas, y visitaba el mar, que muchas veces tenia meses sin ver, como si fuera el trago necesario para enfrentar aquella realidad de la que siempre escapaba, ya que no podía solucionar nada.
Entrar a casa, siempre era delicioso, pensaba en un buen baño en el que entraba con la ropa aún puesta, muchas veces incluso con las zapatillas, lentes de sol y hasta el móvil a la mano. Siempre he sentido que el agua despoja a uno de todo y lo renueva, hay que saber recibir esa bendición, a veces no percibimos que es lo único que necesitamos. Me lavaba el alma. También quería comer lo que mi madre cocinaba, quería un vaso de agua, y sentarme a sacar de la mochila todo lo que traía y nunca era ropa. Mapas, bebidas, folletos de muchos museos, discos LP´s de colección, piedras, banderas pequeñas, una que otra blusa, mi cuaderno de números telefónicos, donde habían números de Rusia, y hasta de Noruega.
Mi cama, guardaba mi descanso, y mi almohada todas aquellas historias que traía, todas mis ilusiones y las ideas de lo que vendría. Ellos aún gritaban. Muchas veces, me gritaban.
Mi vida ha dado un giro de extremos opuestos, ideas distintas y deseos innecesarios, que se han tornado diarios. Sentir amor, sentir conocimiento y sentir que sigo un camino. Más nada que eso, sentir que voy por un camino.
Aún con todo esto, creo que es hora de desaparecer.
Algo me detiene, y siento temor de seguir la otra mitad de mis pensamientos. Siento que decepcionare personas, y que luego me daré cuenta que me decepcioné también. Porque como nada es seguro en esta vida, siempre escapo antes de sufrir sus golpes.
Solía tener una banda de rock, donde cantaba y hacia covers de Patti Smith y Jannis joplin, también de algunas bandas de Brasil, pero a un estilo más alternativo, y con esa banda solía huir, pero un día le hui a ellos. Es que no me dejaban respirar a mi estilo. A veces solo seguíamos una línea. Es algo que está en mí.
A veces tengo la solución para todo esto. Y esta en establecerme prioridades a largo y corto plazo. Ahora los tengo y duran dos años. Aún así quiero correr un poco
No soy de nadie, soy del mundo.
Probablemente como nadie me ha dicho “No desaparezcas, por favor”, siempre lo hago.
Probablemente sea hora de desaparecer, mi mochila esta debajo de mi cama.
Todo esto lo pensé en el minuto que calentaba el agua para mi té.

viernes, 12 de agosto de 2011

Taboga


















... me enamore de este lugar.

martes, 9 de agosto de 2011

Faldas

Mis faldas están rasgadas…
Y la agonía de mis caderas desnudas, duele.

Me duele pensar, y vomito las ideas.
Aquellas que vomitas de asco, aquellas que llenan el estomago.
La porquería.

Estás faldas tan estropeadas,
Sin color, y con olor a viejo.
Con esto ya no podré llamar tu atención.
Son faldas de batalla,
de ideas tristes y vagas.
De angustia y dolor.

¿Por qué no miraste bajo ellas cuando estaban sanas?
¿Cuándo la tela era tan fugaz?
¿Cuándo su olor atrapaba la lavanda?
¿Cuándo todo podía desaparecer en tus manos?

¿Por qué no hicimos pactos bajo mis enaguas?

Puedo dejar el cielo intacto,
pero no puedo olvidar tu mirada lejos de la mía.
Puedo tocarme y pensar en ti.
Subir mis vestidos y olvidarlo, para dejarme sentir.
Si, tus manos son brisa.
Mi señor, usted es la brisa.

La brisa que con sus dedos me invita a balar en las madrugadas.
Madrugadas fugaces.
Estas ausente y te tengo presente.
Como un ser inanimado.
Que ahora en mi mente vive.

Botare las faldas…

Habian corazones en mi mesita de noche

lunes, 8 de agosto de 2011

Cuba - Escuela Nacional de Danza


Vista desde el ultimo piso, Escuela Nacional de Danza

Escaleras Salvajes

Salón de ensueño


""Hacer mover es nuestra satisfacción mas grande, chica"


Sol filtrando calles


La libertad en el mar

Ballet para hombres

Danza Afro

Ballet para chicas


"Orgullo"


jueves, 4 de agosto de 2011

Pequeña Sencillez


Dicen que la felicidad puede venir en trozos pequeños.
Y que las cosas pequeñas, son las cosas más grandes en la vida.
Me imagino que a esto le dicen sencillez.
Sencillez a cosas en porciones mínimas que descubrimos, nos pueden fornecer un momento de paz y tranquilidad espiritual, y satisfacción vital.
Dicen que cuando vez al amor de tu vida, el tiempo para de andar.
Todo es un momento, todo es más sólido, solo tus sentidos importan, y luego el tiempo pasa tan rápido que si no sabes ir a su ritmo, lo pierdes todo.
Dicen que los hombres llegan hasta donde las mujeres lo permiten.
Dicen que el sol es cálido, pero en Alaska no lo es.
Dicen que los pingüinos pasan toda la vida buscando una sola pareja y que con ella mueren.
Dicen que los celulares dan cáncer. También la soda, el caramelo, y usar brasier todo el día.
Dicen que el amor es hermoso.
Pero para mí es lo más complicado que puede existir. La perfección en la imperfección, como servir café con sal, y echarle azúcar a la sopa.
Entonces así dicen…
Dicen que alguien puede hacer otra persona ser feliz… Amándola
Realmente sí, pero solo si lo permites.
Los pedazos pequeños…
Puedo oír el suspiro caliente formándose en el pecho, esperando para salir.
Puedo decir lo que dicen las malas lenguas y maldecir sus dichos.
Puedo ser un pedazo de vacío y un nada lleno de todo.
¿Un todo nada lleno de todo?
Es que consigo contar a diez con los dedos. Y a veces en todo, los dedos sobran.
Consigo oír el silencio y besar el ruido por las mañanas.
Consigo reír y llorar.
Aunque siempre me aconsejaron no tragar y llorar al mismo tiempo.
Así me puedo ahogar. Pero siempre que lloro, me las trago.
Entonces esos pedazos dichosos…
Entonces esas cosas que dicen…
Y las nuevas historias de hadas empiezan con un “Dicen por ahí…”
Entonces se dice que la vida es una historia.
Donde gigantes son pequeños y pequeños son gigantes.
En mi mundo, hasta las prostitutas son más limpias.
Y los niños crecen a las 13.
En mi mundo, realmente no hay niños, ni prostitutas.
Pero allá estarían mejor