viernes, 26 de agosto de 2011

Emergencia

El movimiento del cuerpo, lo proporcionaba las manos que empujaban el pecho, tratando de hacer circular la sangre al corazón. Solo veía sus ojos, su traje azul marino, y sus palabras que contaban nada.
El piso frio acariciaba la idea de que algo malo se acercaba, no era la huesuda, era su dolor.
Con el pecho apretado logre gritar y respirar nuevamente, lagrimas derramaban y salían sin parar, la mandíbula ya dolía de tanto apretar. Los dientes rechinaban y se hacían polvo. No hay dolor tan inmenso que sentir como poco a poco el corazón deja de latir, como el tiempo deja de seguir.
Con las venas extendidas en finos tubos plásticos, que llenaban mi cuerpo de drogas y morfinas, hacían que aquel monstro debajo de la cama y dentro del closet fueran uno solo, que se tornaran humanos, que fuera yo. Es que tenía miedo, miedo de mí, era la niña y su fantasma.
La noche pasaba tan lenta, el ruido de lo que suponía era lo que recordaba que mi vida seguía, no dejaba de preocuparme. Solo deseaba que fuera el día, y que mantuviera el día, que vinieran los movimientos a sacarme de este infierno. Solo deseaba bailar.
En esta vida, no fui hecha para extrañar, y las nostalgias, no deseo sentir. Aquel viejo corazón que no puede palpitar solo, desea descansar.

jueves, 25 de agosto de 2011

Abajo





sábado, 20 de agosto de 2011

Desaparecer



Sentía el calor derritiendo mi frente, que se sumaba con la fiebre de la ira. Solo lograba oír los gritos de ellos al fondo. No oía siquiera mi respiración, ni me oía sollozar, ni mis ideas. No sé si eso estaba bien. A veces siento que me contagia la frustración ajena. Pero a veces estas frustraciones en el fondo también tienen que ver conmigo.
Recuerdo cuando mi vida estaba acabada, las drogas, el alcohol, los recorridos por países con gente que no recuerdo siquiera sus nombres. Recuerdo regresar a casa y oír los gritos antes de abrir la puerta. A veces daba la vuelta, aún con la mochila pegada, la ropa de viajes que duraban hasta 12 horas, y visitaba el mar, que muchas veces tenia meses sin ver, como si fuera el trago necesario para enfrentar aquella realidad de la que siempre escapaba, ya que no podía solucionar nada.
Entrar a casa, siempre era delicioso, pensaba en un buen baño en el que entraba con la ropa aún puesta, muchas veces incluso con las zapatillas, lentes de sol y hasta el móvil a la mano. Siempre he sentido que el agua despoja a uno de todo y lo renueva, hay que saber recibir esa bendición, a veces no percibimos que es lo único que necesitamos. Me lavaba el alma. También quería comer lo que mi madre cocinaba, quería un vaso de agua, y sentarme a sacar de la mochila todo lo que traía y nunca era ropa. Mapas, bebidas, folletos de muchos museos, discos LP´s de colección, piedras, banderas pequeñas, una que otra blusa, mi cuaderno de números telefónicos, donde habían números de Rusia, y hasta de Noruega.
Mi cama, guardaba mi descanso, y mi almohada todas aquellas historias que traía, todas mis ilusiones y las ideas de lo que vendría. Ellos aún gritaban. Muchas veces, me gritaban.
Mi vida ha dado un giro de extremos opuestos, ideas distintas y deseos innecesarios, que se han tornado diarios. Sentir amor, sentir conocimiento y sentir que sigo un camino. Más nada que eso, sentir que voy por un camino.
Aún con todo esto, creo que es hora de desaparecer.
Algo me detiene, y siento temor de seguir la otra mitad de mis pensamientos. Siento que decepcionare personas, y que luego me daré cuenta que me decepcioné también. Porque como nada es seguro en esta vida, siempre escapo antes de sufrir sus golpes.
Solía tener una banda de rock, donde cantaba y hacia covers de Patti Smith y Jannis joplin, también de algunas bandas de Brasil, pero a un estilo más alternativo, y con esa banda solía huir, pero un día le hui a ellos. Es que no me dejaban respirar a mi estilo. A veces solo seguíamos una línea. Es algo que está en mí.
A veces tengo la solución para todo esto. Y esta en establecerme prioridades a largo y corto plazo. Ahora los tengo y duran dos años. Aún así quiero correr un poco
No soy de nadie, soy del mundo.
Probablemente como nadie me ha dicho “No desaparezcas, por favor”, siempre lo hago.
Probablemente sea hora de desaparecer, mi mochila esta debajo de mi cama.
Todo esto lo pensé en el minuto que calentaba el agua para mi té.

viernes, 12 de agosto de 2011

Taboga


















... me enamore de este lugar.

martes, 9 de agosto de 2011

Faldas

Mis faldas están rasgadas…
Y la agonía de mis caderas desnudas, duele.

Me duele pensar, y vomito las ideas.
Aquellas que vomitas de asco, aquellas que llenan el estomago.
La porquería.

Estás faldas tan estropeadas,
Sin color, y con olor a viejo.
Con esto ya no podré llamar tu atención.
Son faldas de batalla,
de ideas tristes y vagas.
De angustia y dolor.

¿Por qué no miraste bajo ellas cuando estaban sanas?
¿Cuándo la tela era tan fugaz?
¿Cuándo su olor atrapaba la lavanda?
¿Cuándo todo podía desaparecer en tus manos?

¿Por qué no hicimos pactos bajo mis enaguas?

Puedo dejar el cielo intacto,
pero no puedo olvidar tu mirada lejos de la mía.
Puedo tocarme y pensar en ti.
Subir mis vestidos y olvidarlo, para dejarme sentir.
Si, tus manos son brisa.
Mi señor, usted es la brisa.

La brisa que con sus dedos me invita a balar en las madrugadas.
Madrugadas fugaces.
Estas ausente y te tengo presente.
Como un ser inanimado.
Que ahora en mi mente vive.

Botare las faldas…

Habian corazones en mi mesita de noche

lunes, 8 de agosto de 2011

Cuba - Escuela Nacional de Danza


Vista desde el ultimo piso, Escuela Nacional de Danza

Escaleras Salvajes

Salón de ensueño


""Hacer mover es nuestra satisfacción mas grande, chica"


Sol filtrando calles


La libertad en el mar

Ballet para hombres

Danza Afro

Ballet para chicas


"Orgullo"


jueves, 4 de agosto de 2011

Pequeña Sencillez


Dicen que la felicidad puede venir en trozos pequeños.
Y que las cosas pequeñas, son las cosas más grandes en la vida.
Me imagino que a esto le dicen sencillez.
Sencillez a cosas en porciones mínimas que descubrimos, nos pueden fornecer un momento de paz y tranquilidad espiritual, y satisfacción vital.
Dicen que cuando vez al amor de tu vida, el tiempo para de andar.
Todo es un momento, todo es más sólido, solo tus sentidos importan, y luego el tiempo pasa tan rápido que si no sabes ir a su ritmo, lo pierdes todo.
Dicen que los hombres llegan hasta donde las mujeres lo permiten.
Dicen que el sol es cálido, pero en Alaska no lo es.
Dicen que los pingüinos pasan toda la vida buscando una sola pareja y que con ella mueren.
Dicen que los celulares dan cáncer. También la soda, el caramelo, y usar brasier todo el día.
Dicen que el amor es hermoso.
Pero para mí es lo más complicado que puede existir. La perfección en la imperfección, como servir café con sal, y echarle azúcar a la sopa.
Entonces así dicen…
Dicen que alguien puede hacer otra persona ser feliz… Amándola
Realmente sí, pero solo si lo permites.
Los pedazos pequeños…
Puedo oír el suspiro caliente formándose en el pecho, esperando para salir.
Puedo decir lo que dicen las malas lenguas y maldecir sus dichos.
Puedo ser un pedazo de vacío y un nada lleno de todo.
¿Un todo nada lleno de todo?
Es que consigo contar a diez con los dedos. Y a veces en todo, los dedos sobran.
Consigo oír el silencio y besar el ruido por las mañanas.
Consigo reír y llorar.
Aunque siempre me aconsejaron no tragar y llorar al mismo tiempo.
Así me puedo ahogar. Pero siempre que lloro, me las trago.
Entonces esos pedazos dichosos…
Entonces esas cosas que dicen…
Y las nuevas historias de hadas empiezan con un “Dicen por ahí…”
Entonces se dice que la vida es una historia.
Donde gigantes son pequeños y pequeños son gigantes.
En mi mundo, hasta las prostitutas son más limpias.
Y los niños crecen a las 13.
En mi mundo, realmente no hay niños, ni prostitutas.
Pero allá estarían mejor

miércoles, 3 de agosto de 2011

Fantoches


Las curvas enloquecían a la multitud llena de nombres e ideas
La suciedad de sus mentes hacía que el sexo brotara por los poros.
Poros obstruidos como trompetas llenas de agua.
Sentía que estaba sucia, sentía que explotaría.
Estaba la multitud atenta, atenta a un vacio esperanzador.
Las ideas seguían fluyendo en sus mentes, y luego, a vomitar.
El vomito que olía a mierda, que era sangre, con ideas, y un poco de desayuno.
Eran sus porquerías, sus terrores y sus mentiras
Eran los zombies que veo todos los días.
Sentía que empezaría a vomitar, y solo salí corriendo.
El sol me acaricio, el sudor salió, los poros gritaron.
El vomito salió.
Eran mariposas, eran nubes, era polvo de oro y diamantes.
Principalmente no olía a mierda.
Supe sentirme sencilla, supe apreciar el ser y no sus ganas de ser.

Las multitudes olvidan que si de la tierra vienen, a la tierra regresaran. Fantoches…