viernes, 24 de febrero de 2012

No soy lineal

Esos momentos en los que al despertar te das cuenta de lo hermoso que el sol te está brindando para el día que viene por delante, suspiras, cierras los ojos, te metes debajo de las sabanas y tratas de oscurecerte al máximo. Incluso te llevas las manos al rostro por pena a lo que piensas, pero nada puede mejorar en ese preciso momento, aunque de todas formas te obligues a levantar, caminar como un zombi y morder un pedazo de pan, beber un sorbo de café negro, pero que le echas un poco de azúcar morena para ver si baja un poco la amargura.

A veces cuando viajo pensando, es por necesidad a escapar. A veces los pensamientos son tan cuadrados, porque pensamos como vivimos, y hay que darle un descanso.  A pesar de poder hacer cosas que no necesariamente sean lineales, el pensar absorbe la sociedad donde me encuentro y necesito surgir entre los pensamientos con un par de alas, o un buen tenis para correr. Y es así como durante un viaje, ver los cerros de este hermoso país me llevan a  pensar en mil cosas, en que si se levantaran a gritar por tanta maldad, o si solo moverán la tierra que les pertenecen para tener una mejor vista de los próximos millones de años. Yo escogería el mar, como los que hay en Portobelo, donde al final de la línea se ve su inmensidad turquesa. A veces desearía ser ese cerro que no se mueve y solo cambia.

Estos días he sentido la necesidad de superar mis pensamientos, de crecer el ego al que tengo tan abandonado,  por tratar de subírselo a otros. Porque sí, el ego es importante, es necesario para sobrevivir, pero debe saberse sobrellevar. El mío es muy tímido, no trata de sobresalir porque no sabe cómo hacerlo, es como buscar la manera de besar en la cita indicada, o de decirle a tu madre que te hiciste un tatuaje que dice Mamá y un corazón. Ese ego que sabes que tienes porque si no, no estarías seguro, o no harías más de tres cosas sin él, está ahí pero no sobresale. Mi ego es pasivo. Pero entiendo que la verdad y la realidad están para derrumbarme de mi gran idea de sobresalir. En lo general mis padres siempre me han apoyado en mis locuras, pero también son ellos los que frenaron muchas cosas de mi vida, que si no hubiera logrado revelarme, estaría sumergida en las sabanas oscuras, y probablemente con las manos pegadas en la nuca, mirando al piso, una sumisa. A veces siento que pienso que al todo poder realizarse, nunca le digo a nadie que no lo haga, y siempre lo apoyo, más si tengo afinidad con su persona. Porque al fin y al cabo ¿Quién soy yo para quitarle las alas a un insecto? Eso siempre me ha parecido crueldad.

Pero entiendo la realidad y sé que la crueldad hace parte de ella. A veces creo que eso es lo que me falta para encajar mejor, ser cruel.

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