Alexitimia

“¿Cómo llegamos a todo esto?”

Me pregunta después de haber quedado sin aire, en un movimiento tan sexual y necesario, que no había más nada a decirnos. Solo le sonrío y respondo después de un largo instante mirando nuestros ojos:

“Tengo que irme”

Me levanto, mientras él se acuesta en la cama a verme vestir, recojo todo delicadamente, pongo mis zapatos, doy un sorbo de lo que quedaba en la copa de vino, salgo de su cuarto y le sonrío al salir.

A veces después de haber perdido tanto, solo logro sentirme plena con pequeños momentos como estos, lejos del compromiso, lejos de un sentimiento más allá de lo necesario, lo salvaje de los deseos humanos. Aquella divina obscenidad.

Soy estudiante de danza, danza contemporánea, mi edad no es relativa y nada acercada a la calidad de vida y a la calidad de momentos que he pasado. Solo lo vivo todo, e infelizmente he dejado que todo me afecte. Pero ahora luego de este último gran final despiadado en mi vida amorosa, he decidió dejarme llevar y dejar de sentir. No está demás hacer que otros sientan, si reconozco que soy muy joven.

Y  ahora me encuentro con un extraño, estudiante de psicología, guitarrista de una gran banda. En esto no importa quienes somos o que hacemos, solo importa aquel momento en la cama, en el piso, en la sala. Tenemos nuestras reglas, tenemos nuestras ideas, y todo está por separado. Yo lo hago sentir, y el solo me hace estar ocupada en algo tan importante como lo es mi sexualidad. Ese es nuestro balance.

Ahora que mi vida empieza a tener un nuevo giro, donde he logrado vender mis pinturas y he logrado bailar en una compañía, tengo un amante.

“Creo que te imagino desnuda cuando duermo”

Que mujer no necesita oír algo así para poder sonreír.