miércoles, 20 de marzo de 2013

Imagen y Semejanza



Hace muchos años, cuando tenía unos  siete u ocho, fui a pasar un fin de semana largo (aproximadamente cuatro días) en la finca de unos tíos en el interior de Bahia (Brasil), es un lugar en la costa, hermoso, una de las imágenes de Bahia, Praia do Forte. En carro eran como dos a tres horas.

Fui por la euforia de conocer un lugar distinto, de estar con mis primos con los que jugaba todo el día, de andar a caballo… Y mi abuela me acompañó.

La imagen que tengo de mi abuela, siempre ha sido la misma que la de mi madre. Una mujer fuerte, dedicada a los que ama, sean familia o no, perseverante en lo que le gusta, peleona, con sed de siempre tener la razón, pero a cambio de mi madre, muy sobreprotectora.

Mi abuela le llevaba 17 años a mi madre, su primera hija de 11, de los cuales tres nacieron muertos. Siempre fue muy estricta, pero muy amorosa. Algo que le falto un poco a mi madre, porque a pesar de amar, tiende a ser fría. Decía mi abuela “Ela é assim porque criou os irmãos, o amor que se da a um filho ela deu a eles, agora que tem filhos, o amor secou” (Ella es así porque crio a los hermanos, el amor que se le da a un hijo, ella se lo dio a ellos, y ahora que tiene sus hijos, el amor se seco). Recuerdo como lo decía, casi siempre cuando yo lloraba y ella me tenía entre sus piernas, que servían de mecedora, y golpeando levemente mi cabeza, que tenia pegada a su pecho. Mi madre y yo peleamos mucho, tal vez porque soy muy parecida a mi abuela.

En ese viaje a Praia do Forte, mis nostalgias de casa, a pesar de la diversión, del lugar nuevo, y de los caballos, creció de una manera muy agresiva. Extrañaba a mi mamá, quería tenerla a mi lado, lloraba todo el día, la quería, la quería, la quería.

Pero mi abuela me reconfortaba, su rostro me recordaba al de ella, su cabello rojo como el fuego, sus ojos castaños, sus labios finos, y sus chistes pasados de tono. Estar con mi abuela se sentía como estar con mi mamá. Y quería estar pegada a su lado, de la manera que fuera, aunque tuviera que lavar los platos de la cocina, o recoger los frijoles de sus vainas, mientras mis primos iban a la playa o al rio en caballo.
Todo esto lo he recordado, porque sucedió algo parecido.

Hoy, es el cumpleaños del hermano de mi amor, digo mío, porque así lo siento aunque nadie es de nadie, aún así amo a muchas personas, y las considero mías (un cariño). Y estar con su familia me hizo sentir que estaba con él, a su lado. Su padre estaba sentado frente a mí, me miraba y sonreía, preguntaba por mi vida, y yo por la de él. Sus ojos me recordaron a los de él, a los de mi amor. Cuando bajaba la cabeza  ese espacio entre las cejas, el ceño fruncido, me hacían recordar cuando besaba su frente.

Veía a sus hermanos, y cada uno con una esencia de el, ni decir su madre, con ese cariño tan peculiar, esa dulzura y a la vez un tono divertido y burlón al hablar, el se parece a su madre.

Me parece gracioso como podemos sentirnos a gusto a lado de personas que nos recuerdan aquellas que por diversos motivos ya no están. Me parece gracioso y a la vez le doy gracias a todos los Dioses por ello.

Gracias al día de hoy, recordé a mi abuela como mi otra mamá.

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